A comienzos de la década de 1930, el trébol rojo se utilizaba como tratamiento para el cáncer. Las flores se combinaban con otras hierbas y se comercializaban como purificadores o alterantes de la sangre, para ayudar a liberar al organismo de las toxinas metabólicas. Ésta es una de las primeras experiencias con esta hierba en América del Norte.
El uso más común de la hierba ha sido para tratar inflamaciones de la piel como la psoriasis y el eczema. Se ha empleado para el tratamiento de la bronquitis y la tos espasmódica, la tos ferina en particular. El trébol rojo actúa como expectorante y alivia las membranas mucosas irritadas. La hierba también se ha utilizado para la constipación, la falta de apetito y para estimular el hígado y la vesícula biliar. El trébol rojo, junto a otras hierbas del té essiac, representa un aporte de estrógeno como tratamiento hormonal alternativo.
Los componentes químicos del trébol rojo son isoflavonoides, derivados de la cumarina, glucósidos cianogénicos y aceite volátil. Se ha comprobado que la genisteína presente en el trébol rojo contribuye a la disminución del tamaño de los tumores cancerosos in vitro, ya que impide el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que nutren a los tumores.
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